Porque, “la pastillita para el azúcar” no cura la diabetes. Los corticoides no curan una enfermedad autoinmune. Ni los antidepresivos curan la depresión. Estos fármacos solamente controlan los síntomas, pero si dejamos de tomarlos la enfermedad sigue estando ahí.
Este fue el motivo por el que nació mi interés hacia una visión más holística de la medicina y me especialicé en Nutrición y Medicina Integrativa. Descubrí el poder que tienen nuestros hábitos diarios (alimentación, descanso, actividad física, gestión del estrés) sobre nuestra salud y cómo con ellos podemos llegar a abordar la causa que origina todo este tipo de patologías.
Mi pasión por la belleza y el autocuidado personal me llevó a especializarme también en Medicina Estética. Pero en mi práctica clínica me pasó lo mismo que con la medicina convencional. Me di cuenta de que los tratamientos médico-estéticos (ácido hialurónico, neuromoduladores, aparatología…), al igual que los fármacos, sólo se centran en paliar los síntomas (arrugas, flacidez, ojeras, acné, manchas…). Pero si no cuidamos nuestra salud interna ni nuestro bienestar físico y emocional, nuestro proceso de envejecimiento se va a ver acelerado y nuestro rostro va a seguir sufriendo esas consecuencias.
